Dónde nos quieren y dónde no, de norte a sur

Los sucesos en Chile y Trinidad son solo el último gesto de xenofobia contra los venezolanos en una historia que ya lleva años. ¿Cuál es la situación en los principales destinos del continente? Aquí una mirada panorámica

En los sucesos de Iquique confluyen una sociedad crispada y la presión de una pequeña población que manejó muy mal un gran influjo de migrantes. Pero no es representativo de la realidad predominante

Foto: AFP

En septiembre de 2021 circularon por días imágenes sin duda dolorosas: los chilenos que protestaban por la presencia de cientos de venezolanos en Iquique, un pueblo en la frontera entre Chile y Perú, hicieron una hoguera con las pertenencias de los migrantes, incluyendo juguetes y un coche de bebé. La región andina, en general, protagoniza junto con Trinidad y Tobago la mayor cantidad de noticias sobre xenofobia contra los nuestros. Las cosas, como siempre, son más complejas de lo que parecen.

Usando las cifras (ojo, de 2021) de la Plataforma R4V, elaboramos este panorama sobre el espectro que va entre la hostilidad y la acogida entre los países de acogida con mayor población venezolana, que recomendamos leer teniendo en cuenta los siguientes criterios.

Los venezolanos estábamos más acostumbrados a recibir migrantes que a emigrar. Lo contrario vale para los países andinos y caribeños: están mucho más habituados, social e institucionalmente, a ver irse a su gente que a acoger inmigrantes extranjeros.

La magnitud de la migración venezolana, hecha sobre todo de población muy necesitada de atención urgente, es un reto logístico y político para cualquier país. Lo es mucho más si ese país tiene una cultura política donde abundan el racismo o un nacionalismo a la defensiva. Y es mucho más grave todavía si a la crisis económica se suma una pandemia que vuelve mucho más difícil compartir los limitados recursos de atención sanitaria.

Los países ricos y los países pobres tienen algo en común: políticos que hacen carrera alentando la xenofobia, y que a veces influyen para endurecer las condiciones para el recién llegado. 

Por último, la migración venezolana está cambiando: más que una explosión súbita es un flujo constante, más regular, y cada vez más gente se ha asentado en sus países de acogida. La más reciente Encuesta de Condiciones de Vida reveló que dos de cada tres venezolanos que emigraron en los últimos cinco años tienen estatus regular en su país de destino: 12% ya adquirió la ciudadanía del país, 16% la residencia permanente y 33% tiene permiso temporal de residencia.

Canadá

Los venezolanos necesitan visas de visitante temporal o de inmigrante para entrar a Canadá. Este país reconoce pasaportes venezolanos vencidos.

Fuera de algunos casos de deportación considerados injustos por los involucrados, no hay gestos de xenofobia reportados contra venezolanos. El gobierno del país no reconoce al régimen de Maduro pero el consulado de Venezuela en Ottawa funciona para renovar pasaportes de venezolanos que viven en Canadá y EEUU, mientras la embajada y el consulado canadienses en Caracas están cerrados. Aunque Canadá es la economía desarrollada con opinión pública más favorable a la inmigración, los procesos de migración son costosos, lentos y exigentes, y lo son más desde la pandemia. Los venezolanos con estatus de refugio, permiso de trabajo o residencia gozan de los mismos derechos de todos los demás habitantes del país amparados en esas figuras. Hay venezolanos trabajando en muchos ámbitos pero es una comunidad pequeña sin impacto significativo en la política o la economía del país, en comparación con otras.

Estados Unidos

Medidas de protección vigentes: Temporary Protection Status (TPS) y Deferred Enforced Departure (DED). Ambos tienen el mismo efecto y la mayoría se ha acogido al primero.

Requisitos para entrar al país: visas de turismo, estudio o inmigración. Este país reconoce pasaportes venezolanos vencidos. El gobierno no reconoce al régimen de Maduro como legítimo y eso genera complicaciones consulares. 

En Estados Unidos, fuera de casos aislados, el ambiente no es xenófobo hacia los venezolanos. Tanto en Florida como en Texas hay comunidades fuertes que tienen mucho tiempo de establecidas. Por las dificultades para ingresar al país, pocos han llegado en situaciones extremas. Mucha gente que emigró bajo visas de turista o pidiendo asilo sin cumplir los requisitos para recibirlo pudo acogerse al TPS y regularizar su situación. Sin embargo, unas veinte mil personas han entrado a pie por la frontera con México, en Del Río, Texas. El cruce del río Grande o Bravo es muy peligroso y en enero de 2021 una niña venezolana murió ahogada al salir de los brazos de su madre por empuje de la corriente. Muchos de ellos logran cruzar sin ser detectados, pero otros terminan en los centros de procesamiento de inmigración. Recientemente se han reportado casos de deportaciones, a México, Colombia y hasta República Dominicana, con los que Estados Unidos tiene convenios de deportación, y adonde el gobierno de Biden está enviando venezolanos que considera como residentes recientes en esos países. 

En las elecciones presidenciales de 2020, los venezolanos fueron parte del discurso que ayudó a que Donald Trump se hiciera más fuerte en Florida. Por otra parte, al menos dos personas de origen venezolano se han integrado al gobierno de Joe Biden. La comunidad se sigue fortaleciendo en lo económico y en lo político, pero emigrar sigue siendo difícil y costoso. Los beneficios nombrados, TPS y DED, solo son válidos para venezolanos que estaban en el país en el momento en que fueron otorgados. 

México

Los venezolanos ahora necesitan visa para entrar a este país y los requisitos son realmente difíciles de cumplir. 

En el país hispanohablante más poblado del mundo, la presencia venezolana no ha sido objeto particular de xenofobia en particular y hay numerosos venezolanos instalados allá en varios sectores económicos y culturales. Algunos migrantes sí han sufrido abusos y arbitrariedades por parte de las autoridades de migración, como negación de acceso, dentro de la política del gobierno de Andrés Manuel López Obrador de ayudar a reducir la presión migratoria sobre Estados Unidos. Este mismo gobierno, aunque relativamente cercano al de Maduro, entiende la magnitud de la situación venezolana y estaba abierto a conceder estatus de refugio a los nuestros, hasta 2021; en 2022 se hizo más cerrado, como a todos los migrantes en general de muchos países que usan su territorio para tratar de entrar a EEUU.

República Dominicana

Los venezolanos necesitan visa para entrar a República Dominicana. 

La migración venezolana comenzó hace varios años, junto a la que se dirigía hacia Costa Rica y Panamá. A los empresarios y profesionales siguieron muchos otros venezolanos. El nuevo gobierno emprendió un plan de normalización para facilitar la integración de más de 40.000 venezolanos en estatus irregular. Aunque en la práctica la regularización total es difícil por las restricciones de las visas de residencia, ha habido pocos gestos de hostilidad hacia los venezolanos. 

Panamá

En uno de los países que empezó primero a recibir inversión e inmigración venezolana, la combinación de escasa experiencia en recepción de inmigrantes y leyes fuertemente restrictivas para la integración de todos los extranjeros a muchas actividades ayudó al desarrollo de un clima hostil hacia la presencia venezolana, que ha sido objeto de protestas nacionalistas y de un fuerte discurso en las redes sociales y por parte de algunos actores políticos. Hay hasta unas visas estampadas solo para venezolanos y numerosas limitaciones para la integración, como el costo y la duración de los permisos y las residencias.

Antillas Holandesas

Al menos 20.000 venezolanos viven en Aruba, Curazao y Bonaire, sin contar la gente que va y viene en bote, o los que intentan quedarse ilegalmente. Eso es un montón de gente para unas islas tan pequeñas, incluso si esas islas están acostumbradas a contratar extranjeros en su industria turística. El volumen de los venezolanos que se quedan allí más allá del tiempo permitido en sus visas, aunque sea trabajando en lugares donde los explotan, ha generado tensiones y retos importantes para la capacidad de atención del gobierno isleño. Amnistía Internacional ha denunciado tratos denigrantes contra migrantes venezolanos en un centro de detención en Curazao.

Guyana

Mientras en Venezuela solo se habla de Guyana a propósito del reclamo sobre el territorio Esequibo, allá hay más migrantes venezolanos que en Canadá. Pasan por la frontera selvática y marítima y son guayaneses, orientales, guyaneses con doble nacionalidad e indígenas, la mayoría warao. Más de la mitad de esta migración está compuesta por mujeres, que sobreviven en ese país en oficios y condiciones por lo general muy precarios. Eventos como la violencia en poblaciones del Orinoco como Barrancas estimula la migración clandestina, por las vías fluviales, hacia este país.

Colombia

En la nación que tiene más venezolanos fuera de Venezuela, el Estatuto de Protección Temporal abre camino a la residencia para casi un millón de migrantes. Los venezolanos no necesitan visa para entrar a este país. El Estado y las organizaciones civiles han hecho grandes esfuerzos para atender al enorme flujo de migrantes venezolanos por Zulia, los Andes, los llanos o Amazonas, parte de ellos en tránsito hacia otros países; también se sabe que organizaciones criminales trafican con los migrantes o los reclutan a la fuerza. Colombia es el país donde más venezolanas han sido víctima de femicidio, según un mapa de venezolanas muertas en el extranjero, y donde más migrantes en general han sido asesinados. Los actos de xenofobia y el uso político de la figura del venezolano como amenaza son comunes, como lo ha demostrado muchas veces la alcaldesa de Bogotá, cuyo discurso de acusación a los migrantes venezolanos como factor de inseguridad tiene eco en las redes sociales, tal como demuestra el proyecto Barómetro de Xenofobia. El uso de la historia venezolana reciente como referente positivo o negativo es un componente fijo de la política colombiana. Hay miles de familias binacionales, o que volvieron a Colombia luego de haber sido por muchos años emigrantes en Venezuela. 

Trinidad y Tobago

Ahora los venezolanos necesitan visas para entrar a este pequeño país de millón y medio de personas, a medida que se ha hecho más tensa la situación con los migrantes. El gobierno trinitario está continuamente expulsando venezolanos de sus costas, y la sociedad venezolana ha sido sacudida por las tragedias en el mar ocasionadas en el fuego cruzado entre un gobierno trinitario hostil, una economía irregular de tráfico de migrantes desde Sucre y el Delta, y un Estado venezolano que abandonó a los orientales a su suerte. Sin embargo, hay otra cara de la moneda: miles de venezolanos viven en Trinidad y Tobago, trabajando en distintas cosas (es común verlos atendiendo restaurantes) y enviando remesas aun cuando hay, como en todas partes, empleadores que se aprovechan de la vulnerabilidad del migrante sin residencia legal. Trinidad también recibe un fuerte impacto de actividad delincuencial venezolana en sus aguas, un hecho que usan a su favor los actores que alientan la xenofobia. En enero de 2022, un bebé venezolano murió bajo fuego de la guardia costera de Trinidad, cuando en un confuso incidente un buque de patrulla disparó a una embarcación venezolana de migrantes.

Brasil

Los venezolanos no necesitan visa para entrar a este país, y lo han hecho en grandes números tanto para quedarse como para atravesarlo en dirección a los países hispanohablantes del Cono Sur. En Brasil ocurrieron los primeros actos públicos de xenofobia y de ataques a campamentos de migrantes en localidades fronterizas como Paracaima y Boa Vista, pero no es un país hostil: la Operación Acogida ha permitido que miles de venezolanos hayan recibido atención humanitaria y ayuda para encontrar trabajo y residenciarse en distintas regiones del país con el programa de «interiorización». En este caso, que el gobierno de Jair Bolsonaro no reconozca al de Nicolás Maduro no ha impedido la atención de los migrantes venezolanos. Al contrario: desde 2018 todos son identificados nada más cruzar la frontera y obtienen un número de registro fiscal, vacunas y los documentos necesarios para comenzar a trabajar. Son venezolanos 60% de los ciudadanos a los que Brasil otorga asilo. De hecho, ha concedido este estatus a más de 46 mil venezolanos desde 2011.

Ecuador

Todos los latinoamericanos pueden ingresar a Ecuador sin visa, excepto los cubanos y los venezolanos. 

En este país de emigrantes y no de inmigrantes, que ya estaba en crisis económica y social cuando empezaron a arribar casi medio millón de venezolanos, ha habido graves incidentes xenófobos, sobre todo en la población de Ibarra, y un clima generalizado de desconfianza y discriminación hacia los venezolanos, desde los migrantes que llegan por tierra hasta los académicos contratados y luego explotados o despedidos por universidades ecuatorianas. Como pasa también en Perú, los migrantes venezolanos en Ecuador son acusados de delincuentes e indeseables, Venezuela es un espantapájaros en el discurso político, y se reportan muchas historias de explotación laboral, discriminación a la hora de alquilar vivienda, vulneración de derechos y hasta abuso sexual. Un estatuto especial Ecuador-Venezuela contempla la posibilidad de solicitar visas de residencia permanente, que tienen numerosos requisitos.

Perú

Los venezolanos pueden gestionar una visa humanitaria para migrar a Perú, incluso con pasaporte vencido. 

En el segundo país receptor de migración venezolana en el mundo, la xenofobia ha sido una constante: demonización en los medios, en las redes sociales y en la política; numerosos actos de violencia; una hostilidad tan evidente que le ha servido al régimen que provocó esa misma migración para hacer propaganda con la llamada Operación Vuelta a la Patria. 

Pese a que está documentado el impacto económico positivo de los migrantes, la falta de tradiciones institucionales y sociales para recibir inmigrantes en un país de emigrantes como el Perú, y el hecho de que esta migración ha ocurrido durante un declive económico y una pandemia, han vuelto las cosas muy difíciles para cientos de miles de venezolanos que llegaron por tierra. Junto con Ecuador, Chile, Trinidad y Colombia, Perú es uno de los países receptores más hostiles con los venezolanos. No hay razones para pensar que esa hostilidad desaparecerá con un gobierno cercano a Maduro, como el de Pedro Castillo, ni que hubiera desaparecido si hubiera ganado la candidata que usaba a Venezuela como ejemplo de lo que no debe ser un país: Keiko Fujimori. No obstante todo esto, Perú inició en 2021 un plan de regularización para cientos de miles de venezolanos en su territorio, y les ha dado acceso a la vacunación. 

Bolivia

Este otro país andino y amazónico funciona como país de paso hacia Chile y Argentina, y como país de acogida, aunque con trámites lentos y costosos para una migración muy vulnerable que encuentra allá pocas oportunidades económicas y sobrevive, como es lo más común en la región andina, en la economía informal. Los gobiernos del MAS, cercanos al régimen chavista, no han favorecido la integración de migrantes venezolanos. Y en un país de mayoría pobre y sin experiencia de acogida como Bolivia, ha habido tensiones pero no en la escala que las hay en Ecuador, Perú o Chile.

Chile

Para manejar a la que en 2018 se convirtió en su mayor comunidad extranjera, Chile creó la Visa de Responsabilidad Democrática, que permite la residencia temporal (un año prorrogable). También se necesita una visa de turismo para entrar al país. Esos requisitos ya crearon los primeros conflictos en la frontera, pero las mortales travesías por el desierto no han cesado.

Durante el estallido social que en ese país hubo en 2019, abundaron las noticias falsas que vinculaban a venezolanos con los saqueos y los incendios, mientras que parte de la comunidad venezolana se involucró en la polarización al defender la represión. Había pancartas como “La inmigración es parte del problema”, haciendo referencia a cómo afecta a los venezolanos. Durante el plebiscito para aprobar la reforma constitucional, el gobierno usó el caso Venezuela para vender la idea de que las reformas constitucionales son negativas. El tema volvió a salir en la campaña presidencial antes de las elecciones que ganó Gabriel Boric, donde ambos candidatos hablaron de atender el problema de la inmigración descontrolada.

Luego, aunque una gran parte de los migrantes profesionales han podido integrarse muy bien a la fuerza laboral chilena, la pandemia resaltó la cantidad de venezolanos que dependen de trabajos informales para vivir. Con el nuevo incremento en la migración, de gente que viene de Venezuela o de otros países donde se había quedado atrapada durante los confinamientos, ocurrió el episodio hasta ahora más violento contra los migrantes venezolanos en Chile: en septiembre de 2021, en Iquique, ciudad fronteriza al norte de Chile, unas 5.000 personas participaron en una protesta contra inmigrantes venezolanos y haitianos que terminó en golpizas y la quema de las carpas y pertenencias de inmigrantes en situación de calle. Un evento similar, de menos alcance, se repitió en enero de 2022, luego de que dos policías chilenos tuvieron un encuentro violento con varios jóvenes venezolanos, según un video viral.

Argentina

Los venezolanos no necesitan visa para entrar al octavo país de acogida de nuestra diáspora, donde es comparativamente fácil acceder a un estatus legal y no se reporta un clima general de xenofobia contra los nuestros, más allá de terribles episodios de abuso como el cometido contra una muchacha venezolana que generó una movilización importante en Buenos Aires (en realidad, nuestras migrantes son vulnerables en todas partes, lo que varía es el grado de desprotección). Como en España, Estados Unidos y Canadá, hay numerosos negocios venezolanos en Argentina.

Uruguay

En el pequeño Uruguay el problema no es llegar ni obtener un estatus legal para acceder a la educación y la salud y poder trabajar. Ni lo es lidiar con la xenofobia; la opinión mayoritaria sobre los migrantes venezolanos es positiva, como en Argentina. Un hecho que demuestra esto, así como la diversidad que hay en todo este mapa: fue Uruguay el que terminó dando refugio al boxeador venezolano que fue a competir en las olimpiadas de Tokio y se encontró con que Trinidad, donde vivía entonces, no le daría ingreso.


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