“A uno le toca hablar con quien le toca y no con quien uno desee”

Carlos Fernández Gallardo, nuevo presidente de Fedecámaras, cuenta cómo se produjo el acercamiento con el régimen de Maduro e insiste en que las empresas pueden solucionar varios de los problemas más urgentes de los venezolanos

Carlos Fernández Gallardo defiende los créditos en dólares, la reforma de la ley laboral y el acceso del sector privado a los ámbitos estratégicos como el agua y la electricidad

Foto: Fedecámaras

Tres prioridades tiene el nuevo presidente de Fedecámaras, Carlos Fernández Gallardo. La primera, contribuir con el avance de la economía. La segunda, cooperar para que la sociedad venezolana vuelva a la política como fórmula para dirimir las diferencias, “como logro de la civilidad” que nos acerque “un poquito más a la modernidad”. Y la tercera, impulsar un modo económico inclusivo. 

Fernández Gallardo expresa así que desde su posición quiere ayudar a reducir esa brecha entre sector privado y Gobierno que ha sido una característica de los gobiernos chavistas. Pero también que el sector privado, como lo explica en esta conversación, puede hacer más que dar trabajo y reducir la escasez: también puede proteger a las familias venezolanas de muchas maneras. 

Todo esto lo dice en el contexto de un intento de acercamiento al régimen de Maduro y de las negociaciones políticas —en las que Fedecámaras hubiera querido participar— que arrancan en México. 

Zuliano, proveniente de una familia de varias generaciones de empresarios, Fernández Gallardo viene de ser primer vicepresidente de Fedecámaras desde 2019. Antes estuvo a cargo de Consecomercio, de la Cámara de Comercio de Maracaibo, de la Bolsa de Valores de Caracas y de Conapri. Es abogado por la UCAB y tiene una maestría en Gerencia por la ADL School of Management de Cambridge (EEUU). 

Durante su discurso inaugural como nuevo presidente de Fedecámaras en la asamblea anual, mencionó que CAF ofreció un financiamiento de 400 millones de dólares para resolver el problema eléctrico de Zulia y parte de Táchira, pero que ese proceso se trancó porque un grupo se negó a “darle oxígeno a una opción política”. ¿Podría detallar lo sucedido allí?

Mientras el Estado se ha reservado sectores clave pero no puede aportar soluciones porque se quedó sin ingresos, con la caída del ingreso fiscal y de la industria petrolera, la iniciativa privada puede traer soluciones. Un ejemplo es la dolarización de facto, una respuesta de la gente a un problema. Así como lo hizo en ese caso, el sector privado puede resolver muchos otros problemas —servicios públicos, de transporte, de combustibles, etcétera— alineándose de buena manera con el sector público y trabajando en coordinación con él. Lo que quisimos decir en ese discurso es que si surgen propuestas que traen soluciones a los venezolanos, quien se lleve el crédito político por eso es algo absolutamente secundario. Nos parece un muy mal cálculo no llevarle una solución al país que beneficie a tantos millones de venezolanos porque eso beneficia políticamente a algún factor. No estamos para esas mezquindades en medio de todo este caos. No podemos poner el rédito político por encima de la solución del problema.      

A casi tres años del apagón de marzo de 2019 el país sigue con unos déficits de servicios básicos inauditos. ¿Qué recomienda Fedecámaras hacer para solucionarlos? 

Nosotros estamos tratando de convencer al país de que hay que aceptar la realidad para  empezar a resolver juntos nuestros problemas. El Estado se está concentrando en aquellas cosas que el gobierno considera prioritarias. Lo que les estamos diciendo, sin querer invadir los espacios, es que muchos de los espacios que ellos se han reservado son naturales de la iniciativa privada y si los manejara el sector privado estarían funcionando. Podemos discutir si la electricidad es un sector estratégico o no para ellos, pero ese no es el fondo del asunto, sino que lo verdaderamente estratégico para el funcionamiento de cualquier país es que haya electricidad, no quién es el dueño. A lo mejor la solución del problema del agua es mucho más sencilla de lo que la mayoría se imagina, por ejemplo. Si decides descentralizar eso, a lo mejor, resolvemos eso de forma más eficiente. Es solo cuestión de abordar el problema con un enfoque distinto y no seguir reincidiendo en la aplicación de mecanismos que ya se ha demostrado que no resuelven. Algo similar pasa con el problema de transporte. Mientras no se cambie el enfoque, es difícil que eso mejore. Las dinámicas que nos trajeron hasta acá, no son las dinámicas que nos van a sacar de esto. La iniciativa privada puede marcar la diferencia en esto.  

Ustedes solicitaron al Ejecutivo levantar la exoneración de aranceles y Delcy Rodríguez, después de participar en la asamblea anual de Fedecámaras de julio, anunció que dejarían de exonerar casi 600 productos o bienes importados para favorecer a los productores nacionales. ¿Qué otras cosas solicitaron al Ejecutivo y aún no se concretan?

No tenemos conocimiento de que estén por salir pronto las propuestas de solución. Es probable que se active un poco más de crédito bancario y los microcréditos en bolívares, por el tema del encaje y la inflación. El presidente Nicolás Maduro ya habló de eso.

Pero también Maduro habló hace poco de créditos en euros y en yuanes. ¿Por qué si la retórica oficial parece haber dado ya luz verde a eso, no vemos una normativa?     

El crédito en dólares nace como respuesta del mercado. Después el gobierno lo paraliza. Yo creo que allí hay temas de índole ideológica.  

El gobierno permite emitir títulos en dólares a empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Caracas pero no los créditos en dólares, cuando es precisamente ese circulante de dólares lo que está permitiendo reactivar a la economía.  

Claro. Y yo creo que la caída de la economía venezolana hubiera sido mucho menor si no hubiesen restringido el crédito bancario como lo restringieron. Una de las cosas que ha permitido algunas actividades hoy en día es que se reactivó el crédito comercial gracias a la dolarización, porque antes era todo prepagado, por la inflación. Pero ahora con el crédito tú le das a tus clientes quince días o un mes, cada quien lo que considere, y eso ayuda. Ese es el efecto multiplicador del crédito. Si nosotros logramos que se reactive otra vez el crédito bancario obviamente eso tendría un gran efecto sobre la economía. 

¿Qué significaría para la economía venezolana que se aprobaran masivamente créditos en dólares a partir de los depósitos en divisa extranjera que custodia la banca actualmente?  

El efecto multiplicador del crédito es una cosa absolutamente probada en todas las economías a lo largo de la historia. Y por eso creo que eso le traería mucho más dinamismo a los sectores que ya están activos y le daría oxígeno a los sectores que han tardado más en salir de donde están. Es fundamental que se entienda que el circulante es clave para salir de la recesión. Se crearía un círculo virtuoso de generación de la riqueza: ese dinero que llega al banco tiene que volver a salir como crédito productivo. Pero si tienes el dinero guardado e inactivo, y los dólares que captas no los puedes colocar, estás dejando ese dinero estéril y no le estás permitiendo llevar el impulso a la economía. 

¿Qué recomienda Fedecámaras al gabinete económico actual para sacar a Venezuela de su recesión?

Profundizar en nuevos esquemas de relaciones productivas. Es muy difícil reactivar la economía mientras tengas unos consumidores sin poder adquisitivo o con salarios de 10, 20, 50 o 70 dólares mensuales. Hay que buscar la manera de que el trabajador tenga mayores ingresos sin afectar a la empresa en su subsistencia y sostenibilidad futura. Hay muchísimos esquemas funcionales, en el mundo y aquí, que existen de manera informal y que son buenos, y por ellos habría que darles visibilidad, impulso y protección. También creo que hay que darle mensajes apropiados al sector empresarial. El mundo económico necesita confianza y la confianza no es otra cosa que institucionalidad. Yo les diría, por ejemplo, que tengan mucho cuidado con esa voracidad fiscal, porque su exceso y el desorden que eso trae podría traer elementos muy viciosos, porque la gente pierde el incentivo de seguir trabajando o siente el incentivo de “informalizarse”. Y la informalización es mucho peor para la recaudación.

Usted cuestiona la Ley del Trabajo de 2012. 

Esa Ley protege a los que ya tienen empleo, pero no estimula la generación de nuevos empleos. Esa Ley debería enfocarse en incentivar la productividad, que el trabajador pueda beneficiarse de esa productividad o de esa riqueza que ayuda a producir. Y también creo que hay que recuperar los salarios y, más que enfocarse en lo que el trabajador se llevará al final de su carrera laboral, debería enfocarse en cuánto se llevará el próximo quince y último.

Hay que recuperar el valor del trabajo, como fuente y garantía de vida digna. Hay que buscar la manera de que la gente quiera volver a emplearse.

Ahora hay mucha gente por cuenta propia, muchos emprendedores y mucha gente en la informalidad, pero no estoy seguro de que todos estén allí porque quieran. Muchos quizá preferían estar en una relación laboral de dependencia, pero ahora no hay condiciones para que esa relación de dependencia les garantice un ingreso suficiente.

¿Cómo califica la nueva reconversión monetaria?        

La reconversión monetaria atiende temas de forma más que de fondo, que es la inflación. Hay que reconocer que el crecimiento de la inflación de 2021 ha sido menor que el de años anteriores, pero a costa de una caída importante de la economía. Al poner un encaje legal tan alto, se elimina el circulante y la presión monetaria, pero no se resuelve ningún problema de fondo. Hay que insistir en la disciplina fiscal y creo que el gobierno pudiera pensar en emitir deuda en el mercado interno, en vez de en la emisión monetaria. El gobierno pudiera financiarse con esos dólares que hoy en día tiene la banca custodiados y que no deja que vayan al mercado productivo. Obviamente, te va a aumentar el endeudamiento, pero vas a generar menor presión porque ya es dinero que la economía creó y que debería estar circulando. También les recomiendo generar mayor confianza y para eso hay que generar condiciones. 

El encaje legal desaceleró la inflación, pero el levantamiento de los aranceles de casi 600 productos, si bien es cierto que puede ayudar a la producción nacional y desmontar una competencia desleal, también podría acelerar la inflación de nuevo y hasta generar escasez en algunas áreas. 

Bueno, habrá casos en que sí, pero en términos generales es necesario abordar el nuevo modelo de desarrollo económico y una política comercial integral: cuáles sectores desarrollan ventajas competitivas, cuál política comercial puede afianzar esos sectores con ventajas competitivas y comparativas, para que salgan con fuerza a mercados internacionales. En función de eso es que se debe tratar el tema de los aranceles, sobre los cuales estamos esperando que nuestros sectores (industria, comercio, agro, etcétera) terminen de analizar la Gaceta y emitan sus posiciones, para luego fijar la nuestra. 

Fedecámaras fue muy cuestionada por la participación de Delcy Rodríguez en su asamblea anual y el acercamiento con el Ejecutivo desde inicios de 2021. ¿Cuál es el mar de fondo allí y quiénes construyeron los primeros puentes para que eso ocurriera? ¿Fue el gobierno quien los buscó o la iniciativa partió de ustedes? ¿Valió la pena hacer esto?

El mar de fondo era una llamada que sabíamos que tarde o temprano iba a llegar. En nuestra asamblea del año pasado, que titulamos «Por una Venezuela productiva e incluyente», hablamos de la importancia de mantener la paz como fundamento de la justicia, del desarrollo y del progreso de la Nación. Allí dimos ese mensaje de la vuelta a la política. Allí quedó muy claro que a uno le toca hablar con quien le toca y no con quien uno desee. Y desde allí empezamos a plantear la necesidad de construir partiendo de las diferencias. Después trajimos una cosa que se llamó Caminos de Negociación, para decirle al país que sí hay sociedades que han ido a conflictos más profundos que los nuestros y han salido de ellos mediante la negociación, y que si no poníamos atención podríamos terminar en conflictos aún peores y complicados. Gracias a Dios, por ahora, lo de Venezuela es un conflicto político y ojalá se resuelva. Obviamente, eso trajo muchísimos acercamientos a organismos internacionales y a otros países. Y sabíamos que después de las elecciones y de que se instalara una nueva Asamblea, tarde o temprano, iba a venir esa llamada y así fue. Primero fue una visita del Grupo de Boston, de parlamentarios de todas las corrientes, tanto de la Asamblea Nacional anterior como de la actual, tanto de factores cercanos al Gobierno como de factores muy alejados del Gobierno. Ellos estuvieron aquí hablando con nosotros sobre cómo se podrían resolver los temas. Hablamos de que había que entender la política no solamente como búsqueda de espacios de poder, que es donde hemos estado probablemente en los últimos años, sino como espacio para la solución de los problemas comunes de nuestra sociedad. Y no pasó una semana de ese par de reuniones con esas personas del Grupo de Boston, cuando vino la llamada del gobierno luego para reunirnos y nosotros ofrecimos nuestras instalaciones para que esa reunión se diera. 

¿Qué miembros del Grupo de Boston tuvieron el liderazgo en esa gestión?

En esas reuniones previas, creo que estuvo el señor que lo presidía, Pedro Díaz Blum, que no es parlamentario, y luego nos hemos reunido con Luis Eduardo Martínez (AD), Oscar Ronderos (AD) y Francisco Torrealba (PSUV), que forman parte de la Comisión de Paz, Diálogo y Reconciliación (de la actual Asamblea Nacional). Puede ser que se me escape alguien del Grupo de Boston. 

¿En ese proceso de acercamiento, además del tema de los aranceles, qué otras cosas han pedido?

Hay varias cosas que les planteamos que son fundamentales y que no se han terminado de resolver. Unas son medidas y esas son quizá más fáciles. Pero hay otras que son procesos y esos son temas complejos que también tienen que darse en paralelo. La vacunación, por ejemplo, no se ha resuelto.

Su predecesor en la presidencia de Fedecámaras, Ricardo Cusano, dijo que el gobierno solicitó las bases de datos de los empleados de las empresas para poner en marcha esas jornadas de vacunación y eso también se trancó porque muchas empresas no sintieron confianza.      

Sí. Nosotros hicimos una propuesta para acelerar ese proceso, a quien tiene la responsabilidad y competencia de hacerlo, y no hemos recibido respuesta, pero sí ha habido algunos acercamientos y soluciones que ya el Gobierno ha implementado en algunos sectores de la economía, sobre todo a los que tienen más contacto y riesgo de contagio: clínicas, farmacias, etc. 

¿En esos casos, el gobierno ofreció la vacuna gratuitamente? ¿Les puso alguna otra condición, además de la que hablamos antes?

No, no, no. Han sido planes de vacunación públicos y gratuitos, como cualquier otro, entendiendo que es personal vulnerable.

¿Y vacunarán a otros sectores empresariales pronto?

Entendemos que lo que dijo la vicepresidenta en su alocución en Fedecámaras iba en ese sentido, pero como no se ha formalizado, no me atrevo a anunciarlo. Esperamos poder proteger a todos los trabajadores del país pronto.    

La administración madurista también anunció que planean flexibilizar el 7×7, pero no se ha concretado.

Eso ha estado afectando de manera especial a ciertos sectores. En procesos continuos, como la construcción o las fábricas, si te paras un domingo porque se te acaba una semana flexible, paras una semana y regresas ocho días después, el siguiente lunes hábil los procesos no fluyen bien. Tienes que prender los equipos, buscar las temperaturas, tienes que armar de nuevo montones de cosas desde cero y entonces pasa el día y llega el martes y haces la base de lo que te falta por culminar y que terminas usando para el miércoles, y después viene un periodo de maduración, en fin… Eso resta mucha productividad. Interrumpe la planificación, la cadena de valor, tus procesos logísticos y así no funciona una economía.

Hay evidencia ya de que no es en los sitios de trabajo donde se contagia la gente, porque ahí se respetan los protocolos y se ha generado bastante conciencia en los colaboradores.

Hay empresas que inclusive evitan que sus trabajadores usen el transporte colectivo y les han establecido mecanismos de transporte más seguros y protegerlos más, pero al final todo esto es concientización colectiva y respeto de los protocolos. Entendemos que no es sencillo y que la prioridad es cuidar la salud, pero definitivamente se puede trabajar manteniendo el cuidado. Y también es importante resolver la escasez del combustible. 

¿Cómo proponen resolverlo?

Con algunas modificaciones legislativas. Se podría resolver pronto si dejan a la iniciativa privada participar en ese sector. También creemos que deben poner coto a la voracidad fiscal, y no solo la nacional sino también la voracidad fiscal municipal. Hay mucho desorden, cada quien tiene su criterio porque es autónomo en su municipio y debería haber una armonización en ciertos asuntos claves. Hay que levantar una cantidad de leyes que tienen una visión punitiva del derecho económico.

¿Cuáles son esas leyes y qué reformas puntuales permitirían levantar esa visión punitiva para reactivar la economía?

Quizá el buque insignia de esas leyes es la Ley de Precios Justos, porque le da mucha discrecionalidad en su aplicación al funcionario y no establece una relación entre la irregularidad y la pena. Con esas leyes la economía no puede prosperar. Hay que entender que la actividad empresarial es una actividad humana y digna de reconocimiento, como cualquier otra, y que un Estado y una economía van a tener mucho más desarrollo si así lo considera la sociedad. Hay que generar estímulos para que crezca la actividad económica y se desarrolle, no castigos y penas para lo contrario.   

¿Qué esperan de las negociaciones en México entre el gobierno y la oposición?   

Es muy importante lo de México porque creemos que la reinstitucionalización del país permitiría una recuperación de la confianza y un aumento en el nivel de inversiones. La confianza no es otra cosa que institucionalidad, robusta e independiente. También esperamos que después de resolver en esas mesas los temas políticos, se incorporen también algunos otros temas, como los económicos. El país necesita darse un nuevo modelo que nos diga hacia dónde ir en materia económica y cómo traer beneficios a todos. Nosotros podemos ofrecer ayuda en ese sentido, venimos de recorrer 16 estados y no solo hemos conocido personalmente las realidades de cada caso sino que hemos verificado también las potencialidades de cada región.

El sector privado que sigue trabajando por Venezuela ha entendido que la renta se acabó y está dispuesto a participar en la construcción de ese sistema productivo e inclusivo, invirtiendo y aportando sus mejores competencias y capacidades.

Esa recuperación va a ser larga, difícil y compleja, no puede ser producto de la imposición de un modelo impuesto a la fuerza o de un modelo sugerido por solo un grupo, tiene que ser un modelo que todas las fuerzas sociales tomen como suyo, lo defiendan y participen en su construcción. Como el que tuvimos en el siglo pasado, que no solo fue exitoso en materia de desarrollo económico sino que trajo una movilidad social importantísima y pocas veces vista en la historia. La educación es fundamental, el de la relación de la sociedad con la riqueza y con el petróleo, con la generación de trabajo, en fin… es empoderar al ciudadano productivo y al sector privado para que desempeñe el rol que le corresponde en el desarrollo de cualquier sociedad del siglo XXI.