“El 40 por ciento de los estudiantes de la UCAB recibe alguna ayuda económica”

El rector de la Universidad Católica Andrés Bello, R.P. Francisco José Virtuoso S.J., habla de los costos de la educación superior, de todo lo que han aprendido en la pandemia y de lo que están haciendo por el país

"Queremos que la gente conozca lo que es posible hacer para que agarre mínimo y no crean que los de la UCAB están hablando paja”, afirma el padre Virtuoso sobre el esfuerzo colectivo para rescatar el estado de derecho

Foto: Manuel Sardá, archivo de Comunicaciones UCAB

Hoy 26 de febrero, en transmisión en vivo a partir de las 2:00 pm, por Onda La Superestación FM y Vivo Play, la Universidad Católica Andrés Bello buscará fondos para financiar parte del programa de becas y ayudas económicas estudiantiles que atiende alrededor del 40 por ciento de los estudiantes de Caracas y Ciudad Guayana. El Becatón reunirá a reconocidos periodistas como animadores, músicos y humoristas con la meta de reunir al menos 150.000 dólares.

Es un esfuerzo más entre tantos logros de la UCAB. Tras las evaluaciones recientes de UI Green Metric World University Ranking 2020 de la Universidad de Indonesia, el campus de la UCAB en Montalbán, en el suroeste de Caracas, resultó ser el mejor evaluado de Venezuela por el carácter verde de su infraestructura y el manejo eficiente de la energía. Así, ocupa el segundo lugar entre las universidades venezolanas más sostenibles y el puesto 68 entre las latinoamericanas.

Otro logro precede a este. En la lista de las 100 Mejores Universidades de América Latina de la organización británica Quacquarelli Symonds, la UCAB, por cuarto año consecutivo, es la única universidad privada en Venezuela que aparece en el listado, la cuarta del país y la número 76 en Latinoamérica. Con este rango de desempeño entre las instituciones de educación superior en el mundo, la universidad jesuita continúa ganando notoriedad.

A propósito de todo esto, el R.P. Francisco José Virtuoso S.J., rector de la casa de estudios, cuenta a Cinco8 otros logros, reflexiones y retos no menos relevantes dentro del campus, y desde el campus para con Venezuela.

Empecemos por la casa. A casi un año de confinamientos y el semestre a punto de culminar, ¿cuál es el balance y las reflexiones que deja la educación universitaria a distancia para la UCAB?

Todas las universidades, la UCAB entre ellas, se vieron en la necesidad de sumergirse en el campo de la educación a distancia de manera abrupta y masiva. Había que responder y nos organizamos lo mejor posible. Nos propusimos desde el comienzo que, en la modalidad que se requiera, lo fundamental era mantener la excelencia, porque lo que estaba en juego era la formación de futuros profesionales. Revisamos la eficacia de las plataformas. Formamos aceleradamente a los profesores y a los alumnos para que se pudiesen manejar en este proceso de aprendizaje. Ajustamos cómo tenían que ser las clases, cuánto tenían que durar, si el método era síncrono o asíncrono, cómo iba a ser la participación en la interacción, la supervisión de la labor docente, el incentivo al estudiante, las evaluaciones. El primer semestre del 2020 fue un gran ensayo que nos permitió el desarrollo de un segundo semestre y que está finalizando con mecanismos que realmente funcionan.

¿Reflexiones y aprendizajes?

La UCAB es una universidad muy distinta a la que era cuando nos agarró la pandemia. Entra en una nueva etapa de vida caracterizada por ser más diversificada, con mucha más incorporación de tecnología en el proceso de aprendizaje. Aún en medio de las dificultades, la pandemia ha abierto a la UCAB a muchas cosas, por ejemplo, a incorporar como docentes externos a ucabistas que son profesores en universidades fuera del país y de profesionales ucabistas que están en Banco Mundial y en el Banco Interamericano de Desarrollo. En este sentido, hay mayor internacionalización de la universidad, mucha más apertura a la innovación y más posibilidades. Dado que la situación generada por la pandemia se va a prolongar, la previsión es que estos dos semestres cuenten con presencialidad. El 2021 va a ser un año de modalidad mixta.

Los retos académicos de la UCAB en pandemia parecen responder a una formación más global…

Sí. Seguimos con la creación de ofertas de extensión académica que complementen la formación para las titulaciones clásicas. Es una de las demandas de formación universitaria actuales. Estamos ofreciendo titulación en un conjunto de oficios modernos que son manejos tecnológicos. Así, encuentras en la UCAB no solo una carrera, sino, por ejemplo, formación gastronómica, en deportes digitales, manejo de drones o de programas específicos para levantamientos topográficos. También pensamos mucho en los mecanismos para el desarrollo de conocimientos que exigen prácticas presenciales como en las carreras de Ingeniería, Psicología y Comunicación Social. Revisamos lo que están haciendo otras universidades y buscamos prácticas que se puedan desarrollar o simularlas, que se pudieran ver síncrona o asíncronamente y si eran asíncronamente, que el estudiante pudiera participar en el proceso. Transformamos nuestros laboratorios y ahora son más interactivos.

¿Esto justifica el aumento de la matrícula?

La justificación está clara. El incremento de la matrícula para el semestre abril-agosto responde a la estructura de costos de la institución en un país hiperinflacionario. Dentro de esa estructura, la principal necesidad es el ajuste de sueldos a profesores y empleados, en lo que veníamos con un rezago, poniendo en peligro que la institución pueda seguir desarrollando sus programas académicos con la calidad necesaria. Queremos que un docente con escalafón medio y de tiempo completo gane cuatrocientos dólares. El 15 de diciembre, el Consejo Universitario aprobó los incrementos de enero y febrero, y el 6 de enero, el Ministerio sacó los lineamientos señalando el congelamiento de la matrícula. Entonces, el 12 de enero, en Consejo Universitario, nos preguntamos cómo alineamos lo que habíamos aprobado con los nuevos lineamientos y nos vimos en la necesidad de comenzar un progresivo incremento para congelar los precios desde abril, pago que se hace a mediados de ese mes, hasta agosto.

Si no aumentamos los sueldos, se irá descapitalizando el talento humano, que es el principal recurso de una universidad.

Para el estudiante, hemos tomado dos medidas que le van a beneficiar: el congelamiento, por supuesto, porque permite una planificación presupuestaria familiar, y la reapertura del proceso de solicitudes de becas tanto para estudiantes que ya tienen beca, pero no les alcanza o para quienes no la tienen y ahora la necesitan. Este proceso, por tradición, se abría solo en octubre para todo el año académico y lo reabrimos para abril. Tenemos un cuarenta por ciento de estudiantes con alguna ayuda económica. Otra universidad privada no hace eso y tampoco creo que haya otra que diga “vamos a congelar el precio de la matrícula por todo un semestre”.

También en pandemia, la UCAB ha ganado notoriedad por las publicaciones de ABediciones y el Centro Cultural Padre Carlos Guillermo Plaza S.J., incorporado en Google Arts & Culture…

Esto ocurrió en medio de la necesidad. No podíamos seguir manteniendo nuestro Centro Cultural totalmente cerrado. Vimos las plataformas virtuales de los museos para participar en una exposición y logramos desarrollar nuestra primera plataforma para nuestras exhibiciones que son buenísimas. En cuanto a nuestras publicaciones, somos la primera universidad en Venezuela en producción editorial, pero cómo poníamos eso en manos de la gente en confinamiento. Tuvimos que desarrollar aceleradamente nuestra librería virtual y ahora tenemos la primera librería virtual de una universidad en el país. La UCAB sigue empeñada en su larga tradición de programas de investigación social para poder trabajar en las proposiciones y recomendaciones para el país en diversos campos. La Encovi es un buen ejemplo, en este momento es el referente mundial de las mediciones en condiciones de vida en el país. Así hacemos en las áreas de Economía, Humanidades e Ingeniería.

Llama la atención la campaña Cero Tolerancia…

Creemos que es un aporte para el desarrollo institucional universitario y para el país. Desde hace tiempo teníamos esta intención por problemas surgidos y que nos obligaron a enfrentar directamente ese tema. Para nosotros, prevenir la violencia de género, especialmente la violencia contra la mujer, es fundamental, punto. Así que estudiantes, profesores, autoridades y expertos lograron conformar un reglamento y protocolo que permite desarrollar actividades de prevención y formación, y hacer un seguimiento de todos los casos guardando discreción para proteger a la víctima. Hay un compromiso institucional muy claro: somos de las poquísimas universidades en América Latina que cuenta con un instrumento de este tipo, porque nos interesa una convivencia mucho más sana.

¿Qué más aporta la UCAB para Venezuela?

Aportamos en la lucha que enarbolan los venezolanos: el rescate del derecho a vivir en democracia. En todos los análisis de hechos que revises y en los objetivos prioritarios del desarrollo humano sostenible que propone la ONU, las garantías democráticas constituyen un elemento fundamental. Entonces, estamos luchando para rescatar las instituciones en el marco constitucional, restituir el estado de derecho, los derechos humanos. En la UCAB estamos profundamente comprometidos con esa lucha, porque es la que nos va a permitir transformar el país. Es verdad que es difícil y compleja, y que, a veces, sientes que sus resultados son muy magros y que los retos se vuelven inalcanzables, pero de esa lucha no nos podemos apartar. Podemos tener espacios de pesimismo y frustración, pero no podemos salir del camino de esa lucha.

Reconocimientos al impacto ambiental de su campus caraqueño, un protocolo contra el abuso sexual, una librería en línea… la UCAB es una universidad de avanzada en el contexto venezolano

Foto: Manuel Sardá, archivo de Comunicaciones UCAB

La publicación Rescatemos el derecho a vivir en democracia. Decálogo para la acción ofrece unos lineamientos para la participación ciudadana, pero, ¿es realista esperar que el ciudadano luche por la democracia porque la UCAB publicó un “manual” para hacerlo?

Supone labor política, de organizaciones sociales, de organizaciones no gubernamentales, de los medios y lo primero que hay que quitar de la cabeza es una trilogía que escuché hace poco: “primero es la vida de la gente, después la transformación económica y en tercer lugar están los arreglos políticos”. Lamentablemente, ese no es el orden. Tú no puedes transformar la emergencia humanitaria compleja si no ganas en democracia y condiciones de desarrollo ciudadano. Poner la vida de la gente en primer lugar implica que la gente se haga cargo de su vida y tenga condiciones económicas. Así que un pueblo empoderado, reivindicando sus derechos e instituciones, respondiendo a las necesidades de la gente, es lo que puede mejorar estas condiciones de vida.

Las instituciones tenemos la tarea del acompañamiento, la pedagogía ciudadana, la cooperación para organizarse. 

El Decálogo… es más que eso. Para que se entienda: estamos en la primera etapa de una campaña que denominamos Resetéate, ofreciendo los testimonios de gente en las comunidades con las cuales estamos vinculados. Son personas con convicciones, compromiso, con sus problemas, y que están respondiendo al contexto, porque tienen un aporte que dar y se empeñan en darlo para transformar al país. La segunda etapa, que no ha salido, serán los testimonios de las organizaciones a nivel comunitario y social en diversos estados del país. Queremos que la gente conozca lo que es posible hacer para que agarre mínimo y no crean que los de la UCAB están “hablando paja”. La tercera etapa serán los testimonios de organizaciones ciudadanas con repercusión nacional e internacional en derechos humanos, transparencia institucional, derechos electorales, derechos políticos, libertad de expresión y defensa a los periodistas. Todo esto en el ámbito de las comunicaciones, pero la UCAB también está trabajando en un centro de apoyo al tercer sector. Nosotros partimos de la convicción de que en Venezuela hay una organización civil muy importante. Entonces, hay que fortalecerla y apoyarla con instrumentos de gerencia, formación y proyección pública. Creo que hay que dedicar un esfuerzo para brindarles un impacto importante para su desarrollo.

¿Cuál es la tarea de las universidades privadas en este momento?

La primera es ayudar a que nuestros jóvenes entiendan que el verdadero futuro para sus vidas está en rescatar su país. Evidentemente, en un mundo globalizado y en una situación tan compleja, la opción de salir de Venezuela es considerable y respetable por necesaria, pero no puede ser con la mirada de “me voy de aquí porque no hay qué hacer”. La mirada tiene que ser teniendo como referencia al país al que hay que dedicarle esfuerzos estés donde estés, para ayudar a su transformación. La segunda tarea es mantener nuestra presencia en la opinión pública, que podamos generar propuestas y el camino de intervención social, política y económica.

En el contexto de emergencia humanitaria compleja al que se le ha agregado la crisis de la pandemia, las universidades tenemos que revisar cómo lo que se hace puertas adentro incide en la transformación del país.

La universidad no solamente puede mirarse a sí misma, sino que tiene una misión con el país. Somos instituciones en contexto, no una caja cerrada, donde se ofrecen carreras de pregrado, posgrados y algunos cursos. La universidad tiene que ser una oferta de formación amplia y más dinámica para formar a jóvenes comprometidos con el país y con capacidades al servicio de la gente.

Las propuestas parecen estar siendo recolectadas por la Asamblea Nacional del chavismo, que busca legitimarse a través del diálogo. Lo hemos visto con Fedecámaras y la iglesia evangélica, ¿usted está dispuesto a dialogar por la Ley de Universidades?

Como dice el padre Luis Ugalde S.J., el problema no es el diálogo. Dialogar siempre es bueno, el tema es cómo y para qué, es decir, si efectivamente se logra que sea una interrelación diáfana, transparente, que no sea simplemente un “tú me dices lo que piensas y yo te digo lo que pienso, y tú te vas con lo que tú piensas y yo me voy con lo que yo pienso”, porque eso no es diálogo, no hay entendimiento de nada. El Gobierno, en el caso de las universidades, conoce lo que sucede porque tenemos un espacio de diálogo permanente que se llama Consejo Nacional de Universidades. Ahí están todos los problemas de las universidades y todavía no logramos cambiar posturas que van en contra del desarrollo de las universidades. Entonces, el asunto es cómo se convierte el diálogo en negociación y la negociación en acuerdo efectivo que permita avanzar. El diálogo requiere una agenda muy clara y precisa que parta del reconocimiento del conflicto de lo que se ha planteado, así como compromiso y alternativas para dar respuesta a esos problemas que están sobre la mesa desde hace mucho tiempo.

¿Cuáles son sus condiciones y qué aspectos considera prioritario atender?

Para mí, la primera condición es que se tengan en cuenta los problemas que ya se han relatado en cuanto a la autonomía universitaria. Tienen que reconocer lo que dice la Constitución sobre la autonomía universitaria. Esto implica que sea la universidad la que pueda dar sus leyes internas, su reglamento y organizar su curriculum. Evidentemente, siempre tiene que haber un marco normativo legal y de supervisión, sea de instituciones públicas o privadas, porque no podemos hacer lo que nos dé la gana. Segundo, la autonomía tiene que ser un concepto mucho más amplio al que establece la Constitución, porque no puede ser solo para las instituciones universitarias reconocidas como autónomas. En tercer lugar, yo pediría en esa ley, muchas más garantías para las gestiones de las universidades privadas, porque están brindado al país un apoyo muy importante en el desarrollo de la educación universitaria. Creo que también hay que estudiar a fondo el tema del financiamiento de la educación universitaria, países de la región tienen eso muy bien desarrollado a través de políticas de financiamiento del Estado.

Pese a un contexto de crisis, ataques y pandemia, en el foro virtual La Sociedad Civil Responde a los Desafíos de la Venezuela del 2021, tres palabras fueron reiteradas como bases para la reconstrucción: unidad, esperanza y confianza. Sin unidad política, social y ni siquiera entre las universidades privadas, y teniendo clara la tarea, pero sin un plan para hacerla, ¿cómo será posible la reconstrucción?

Son deseos que hay que construir, tareas que requieren esfuerzo cotidiano, porque nadie nos lo va a regalar. Esto supone un esfuerzo proactivo de acción social, de arriesgarse. Unidad y confianza implican relacionarse, relativizar las propias posiciones para dar cabida al otro, generar espacios de encuentro.

¿Y la esperanza? Está en la encíclica Fratelli Tutti, pero no es tan visible en Venezuela…

En este contexto de cuaresma es propicio rescatar lo que dice el Papa: todos somos hermanos. Yo uso mucho como frase algo que él dijo: la humanidad no se va a salvar cada uno por su cuenta. En ese sentido, no hay esperanza si no nos sentimos un pueblo entero en cooperación, avanzando en un mismo destino.