¿Se resolvió la escasez de gasolina?

Ya pasó un mes de que los buques iraníes trajeron combustible al país. ¿Qué debemos esperar a continuación? Aquí están las respuestas a las preguntas clave

No hay indicios de soluciones sustentables al problema, sobre todo fuera de Caracas

Foto: Reuters

La inédita escasez de gasolina pareció aliviarse con los tanqueros iraníes. ¿Pero cuánto trajeron y para cuánto alcanza?

Entre finales de mayo y principios de junio los cinco tanqueros iraníes llegaron a Venezuela sin mayores inconvenientes. Se dijo que trajeron un millón y medio de barriles de gasolina, pero la cifra es algo menor porque se recibieron igualmente aditivos para combustibles y derivados tales como lubricantes. No es una cifra importante si tomamos en cuenta el consumo en Venezuela, pero este consumo ha bajado en vista del prolongado período de la cuarentena y la propia recesión económica. 

Inicialmente se estimó que la gasolina iraní duraría unos 40 días, pero va a durar algo más porque la economía está paralizada y el precio internacional del combustible hace que muchas personas no puedan adquirirlo. El gobierno ha privilegiado a la Gran Caracas para garantizar que tenga gasolina. El resto del país sufre hoy en mayor o menor medida la muy severa crisis del combustible, con tendencia a empeorar. Los cortes de electricidad recurrentes en ciudades como Mérida o Maracaibo hacen que la situación se agrave, ya que el suministro de gasolina se detiene cuando no hay electricidad. 

También se recibió un tanquero de Trinidad y Tobago en abril, con 150.000 barriles de gasolina, lo cual sorpresivamente produjo la apertura de una investigación en el Parlamento trinitario. Este cargamento ayudó a paliar la crisis de suministro por pocos días. Otro hecho que ha ayudado en menor medida a atenuar la crisis de la gasolina es el uso alternativo del gas natural vehicular (GNV), el cual se vende en algunas estaciones a los antiguos precios subsidiados. Desde 2009 las empresas ensambladoras, fabricantes, importadoras y comercializadoras deben asegurar que los vehículos tengan el sistema de GNV en motores a gasolina o dedicados a GNV.

Ahora están siendo expropiadas las estaciones de servicio. ¿Qué significa esto?

Oficialmente en el país funcionarían 1.680 estaciones de servicio, aunque en los últimos años han cerrado muchas. Pdvsa sería propietaria de unas 200. Según la Resolución No. 013 del 9 marzo de 2009 del Ministerio de Energía y Petróleo, las estaciones de servicio son establecimientos que han obtenido del citado Ministerio un permiso para ejercer la actividad de expendio al detal de combustibles. Comúnmente se conocen a los expendedores al detal como concesionarios. Las instalaciones y los equipos de almacenamiento y expendio en estas estaciones son propiedad de Pdvsa, además de que, como sabemos, el abanderamiento y la marca son Pdvsa. Los inmuebles, esto es, el terreno y otros activos, pudieran ser propiedad del concesionario. 

En el mes de junio un número no confirmado de alrededor de 40 estaciones de servicio, recibió una comunicación de Pdvsa, que les notificaba la rescisión unilateral de los contratos. Como regla general, el Ministerio de Petróleo —no Pdvsa— tiene la potestad de revocar los permisos, otorgados por ser el expendio de combustibles un servicio público. Ello por supuesto tendría que ir acompañado del derecho de los concesionarios a recibir una compensación por la terminación anticipada de esos permisos, si ese es el caso, en razón de las inversiones realizadas y las expectativas de ganancias futuras. Esto es un tema muy delicado y no podemos dar una opinión concluyente, porque con toda seguridad el caso de cada concesionario será distinto y muchos de ellos pudieren estar recibiendo un trato discriminatorio. Si Pdvsa se está quedando con los bienes inmuebles del concesionario sería sin lugar a dudas una expropiación, o más grave todavía, una confiscación. Pero habrá que ver además si los concesionarios no tienen los permisos vencidos, en cuyo caso su situación no se vería muy a su favor.

En la Ley Orgánica sobre la Promoción de la Inversión Privada bajo el Régimen de Concesiones se consagra la figura del rescate anticipado de la concesión por causas de interés público como un medio de terminación de la concesión. Es ciertamente una prerrogativa con la que cuenta la administración pública, por lo que de producirse debería indemnizarse al concesionario. Queda abierto al debate la aplicación de esta Ley en el caso reciente de las estaciones de servicio; no obstante, el rescate anticipado de las concesiones es un principio general de derecho administrativo reconocido por los tribunales venezolanos desde hace mucho tiempo. 

¿Es la expropiación de las estaciones de servicio un indicio de que el régimen está reconstruyendo la capacidad de producir gasolina?

De verdad que no lo vemos como un indicio. Para tener gasolina hace falta importarla o refinarla localmente. El régimen ha hecho algunos esfuerzos en ambos frentes y la pregunta fundamental es si son sostenibles en el tiempo. No se puede subestimar su capacidad de salir adelante en medio de grandes dificultades, aunque eso lleve a mayores penurias para los venezolanos, como lo hemos visto al menos desde 2013. 

Las sanciones económicas de Estados Unidos ponen serios obstáculos para que se alcance alguna normalidad. Ya lo vimos en el caso de Rosneft, la empresa rusa que se encargaba hasta principios de año de traer combustibles a Venezuela, pero que fue persuadida por las sanciones de no seguir haciéndolo.

Está claro que vender gasolina hoy en día a precios internacionales es un buen negocio, aun cuando pudiere escasear en cualquier momento. Por tanto, no descartamos que las estaciones de servicio sean reasignadas a otros empresarios que puedan obtener permisos del Ministerio o sean operadas directamente por Pdvsa. Sobre todo lo primero. En Caracas se están observando recientemente algunas remodelaciones, incluso en estaciones que habían cerrado. 

Recordemos que existe un plan de restructuración de Pdvsa, presumiblemente preparado por el régimen y que se dio a conocer en abril a través de la prensa internacional, aunque no confirmado por ninguna fuente oficial, el cual recomendaba la reducción progresiva de los subsidios a los combustibles y el otorgamiento de licencias a empresas privadas para administrar las refinerías, entre otras medidas en el sector petrolero.

El régimen toma otras acciones como la promulgación del Decreto No. 4.220 del 29 de mayo de 2020, mediante el cual se exonera del pago del Impuesto al Valor Agregado, Impuesto de Importación y Tasa por Determinación del Régimen Aduanero, en relación con las importaciones definitivas y ventas de combustibles, así como sobre los insumos y aditivos, realizadas por empresas del Estado, empresas mixtas y empresas privadas. Llama la atención, sin embargo, que de acuerdo al marco legal existente, ni las empresas mixtas ni las empresas privadas pueden realizar importaciones o ventas como las indicadas en este decreto. Para ello deberían modificarse el Decreto No. 1.648 del 15 de enero de 2002 y la Ley Orgánica de Reordenamiento del Mercado Interno de los Combustibles Líquidos.

¿Qué podemos esperar en cuanto a las refinerías? 

El hermetismo del sector gubernamental no permite tener una idea clara de lo que está ocurriendo con las refinerías. La información oficial es muy escasa y las informaciones no oficiales a veces son contradictorias. Ciertamente Pdvsa ha estado tratando de recuperar las refinerías de Amuay, Cardón y El Palito con la ayuda de empresas chinas, iraníes y venezolanas. Hay informaciones que indican que están produciendo las tres refinerías 140.000 barriles diarios de gasolina aproximadamente. 

El primer escollo para recuperarlas completamente es que la tecnología que se usa en estas instalaciones provino básicamente de Estados Unidos, ya que fueron construidas por las antiguas concesionarias Exxon, Shell y Mobil, con la asistencia de empresas de ingeniería de ese país. Pero después se requiere de equipos gerenciales y técnicos de alta calificación y costosos planes de mantenimiento para que sea exitoso su funcionamiento en el tiempo.

El otro factor a considerar es que la producción de petróleo en Venezuela sigue bajando y quizás el gobierno tenga que vender toda esa producción en el exterior para contar con divisas o repagar las deudas con sus acreedores claves. 

¿De aquí en adelante la gasolina se venderá en dólares en las estaciones de servicio?

Creemos que sí, haciendo la salvedad de que en la actualidad se puede pagar en bolívares a la tasa de cambio oficial del Banco Central. Muchos establecimientos tienen puntos de venta. A pesar de las sanciones económicas que pesan sobre Venezuela, el dólar se ha convertido en un instrumento de pago común en automercados, panaderías, farmacias, ferreterías, y ahora en las estaciones de servicio no subsidiadas. El venezolano recibe remesas, pagos en dólares por servicios o ventas de mercancías, o bien está quemando sus ahorros en divisas. También hay casos de personas que usan tarjetas de crédito en dólares y que se están endeudando en esa moneda. 

Ya que el bolívar ha perdido todo su valor y la legislación permite los pagos en divisas, creemos que el dólar seguirá siendo la moneda preferida de los venezolanos. Esto pudiera complicarse si Estados Unidos impone nuevas sanciones, prohibiendo, por ejemplo, el uso de los instrumentos electrónicos de pago asociados al dólar a través del sistema financiero en Venezuela. Pero Estados Unidos no puede detener completamente el uso de su moneda en Venezuela.

¿Tendremos que seguir dependiendo de bachaqueros del combustible?

Hay que aclarar que existe un esquema dual desde hace apenas un mes. Gasolina subsidiada y gasolina de venta libre a precio internacional. 1.360 estaciones estarían supliendo gasolina subsidiada con un sistema de control por el terminal de la placa del vehículo. El esquema incentiva, a no dudarlo, el bachaqueo en el mercado doméstico y el contrabando de extracción a los países vecinos. Estas figuras no van a desaparecer pero la incertidumbre es siempre la regla en el país.

El contrabando se había detenido cuando en los meses de marzo, abril y mayo sólo se conseguía gasolina en el mercado negro a precios inflados. En esta nueva realidad, adquirir 120 litros de gasolina por vehículo automotor y 60 litros por motocicleta, al mes, a la irrisoria suma de Bs. 5.000 el litro, es una oportunidad que los contrabandistas y bachaqueros no van a dejar de aprovechar. El transporte público y de carga se encuentra subsidiado en su totalidad, al menos por 90 días. El diferencial con la gasolina a precio internacional de 0,5 dólares por litro es gigantesco. 

Por cierto, no hemos visto en la Gaceta Oficial los nuevos precios del combustible, tal como debería hacerse conforme a la Ley Orgánica de Hidrocarburos.

¿Cuán cerca estamos del momento en que podemos dejar de hacer colas para la gasolina? 

Parece que no estamos cerca. En este momento no se vislumbra la disminución de las colas en el interior y dado que no ha habido nuevas importaciones de gasolina, el país pudiera atravesar en el corto plazo otra severa crisis de suministro. Es un hecho que algunas estaciones de servicio fuera de Caracas no están recibiendo nuevos despachos de combustible. Lamentablemente los que no viven en la ciudad capital sufren los embates de largas colas para surtir sus vehículos, especialmente de la gasolina subsidiada, en horarios restringidos, y en un contexto donde se observa un preocupante crecimiento de los casos de covid-19.

En nuestra opinión, el modelo de gestión de la industria petrolera está agotado. Venezuela debería sancionar una nueva legislación petrolera  para dar cabida a la inversión privada. 

El agrio enfrentamiento del régimen con Estados Unidos y la Unión Europea, así como las polémicas elecciones parlamentarias ahora anunciadas para diciembre, cuestionadas por la mayoría de los sectores políticos venezolanos, en nada ayudan a solventar esta delicada situación.