Deja que una cantante de ópera escoja música para tus hijos

La venezolana Ximena Borges creó Juliet and the Elf, un servicio para que las familias reciban listas de música clásica seleccionada para el desarrollo intelectual de los chamos

Ximena Borges y su duende: "escuchar música compleja los ayuda a aprender nuevos idiomas, matemáticas, conceptos abstractos, memoria, inteligencia espacial, y mucho más”.

Foto: Nathan Eames

La música es un idioma. Uno que, además, tiene la ventaja de hablarse en todo el mundo y que empieza a entenderse a una edad muy temprana. 

Partiendo de ahí, Ximena Borges, venezolana residenciada en Nueva York y cantante de ópera, creó un servicio que muchísimas madres alrededor del mundo van a apreciar y a agradecer. Es  Juliet and the Elf, donde ofrece playlists de música especialmente seleccionada para compartir con los niños. Y decimos compartir, antes que nada, porque esta no es música de la que se conoce como “para niños”, sino música-música; y, segundo, porque la selección es tan buena que toda la familia puede disfrutarla.

Como le sucede a muchas mamás, a Ximena la inspiración le llegó junto con la gestación. “Desde que estaba embarazada comencé a crear playlists de mi música favorita para ponerle a mi bebé en la barriga”, cuenta. Mientras lo hacía, se puso a investigar sobre los efectos de la música en el desarrollo cerebral de los bebés y entendió que mientras más complejas las melodías, mejores los resultados. “Los niños chiquitos pueden entender conceptos complicadísimos. Lo hacen a través de la búsqueda de patrones que se repiten”, explica. 

Ximena compara la “ingesta” musical de un niño con la diferencia entre un plato de pasta con mantequilla (que es muy rico pero carece de valor nutritivo) y una comida bien balanceada. Hay mucha música infantil muy simple, mientras que el jazz o la música clásica, tienen patrones largos y complejos. “Una vez que exponemos al cerebro inmaduro a esta música, éste se estira para entenderla y cuando llega la hora de entender algo mucho más complicado, digamos: la teoría de las órbitas moleculares, ¡es pan comido! Es decir, escuchar música compleja los ayuda a aprender nuevos idiomas, matemáticas, conceptos abstractos, memoria, inteligencia espacial, y mucho más”.  

Sus amigos comenzaron a pedirle consejos y recomendaciones sobre música e instrumentos y fue así como decidió compartir ese conocimiento con otras familias en su sitio web, con un servicio gratuito de curaduría musical por suscripción, en español e inglés. También se pueden escuchar las listas de Juliet and the Elf en Spotify.

Nunca es tarde para empezar

Claro que muchas madres tuvieron la idea de ponerle música clásica a sus bebés durante el embarazo, pero ¿qué pasa con las que no lo hicieron? Son tantos los ítems en esa lista de “lo que voy a hacer cuando tenga un bebé” y tantas las tareas que se apilan unas sobre otras, que a veces se traspapelan las prioridades y es completamente normal que así sea.

Ximena sugiere algunas pistas para mejorar el valor nutritivo de la dieta musical de un niño, que realmente sirven para cualquier edad. “La mejor forma que yo he conseguido para que al Duende (que es como ella llama a su bebé, de allí la inspiración del nombre de su sitio web) le guste oír música nueva es ¡mostrándole a otros niños tocándola! Es como un truco sacado del sombrero mágico de Alicia en el País de las Maravillas: ellos se sienten bienvenidos y más cómodos cuando la casa es de su tamaño”.

Y aunque lo ideal sería poder llevar a los niños a conciertos en vivo, en pandemia es posible buscar videos en YouTube en los que puedan ver a otros niños tocando instrumentos y dejarse fascinar por la música que interpretan. Ella recomienda especialmente la pieza Pedro y el Lobo, del compositor Sergei Prokofiev. “Escucharla es como tener una orquesta maravillosa dentro de un audiolibro, en el que cada personaje está representado por un instrumento diferente, por ejemplo: El oboe al pato y la flauta a un pájaro. Esta versión tiene dos propósitos: tu Duende disfrutará de una narrativa grandiosa mientras aprende de los sonidos de una orquesta”.

Como se dice antes, las playlist de Juliet and the Elf son para toda la familia. 

Armar las playlists es un trabajo grande de investigación y de escuchar mucha música. Comienzo con un tema, ya sea un compositor, un instrumento o una hora del día. De allí, primero voy por los intérpretes y compositores que más amo, y luego dependiendo del ambiente que se está creando, voy ampliando la búsqueda. Busco un balance entre piezas reconocidas y otras menos conocidas. Siempre intento tener una o dos piezas un poquito más difíciles o contemporáneas para abrir el oído. Pero en general, busco que fluyan agradablemente”.

En esa  lista de cosas por hacer para las familias, que en estos días de confinamiento eterno se alarga hasta el infinito, da placer contar con iniciativas como esta de Ximena Borges que ayudan a mejorar el tiempo de calidad en familia. Bastante falta nos está haciendo.