El karateca venezolano con un récord Guinness

Con 39 años, Antonio Díaz es uno de los deportistas más exitosos que tiene hoy nuestro país: ha sido dos veces campeón mundial y ya está clasificado para las Olimpiadas de Tokio

Antonio Díaz espera cerrar su brillante carrera en la patria de su especialidad

Foto: Composición de Sofía Jaimes Barreto

El karate es un deporte extendido en todo el mundo, pero apenas será olímpico a partir de las próximas olimpiadas, Tokio 2020, que ya no sabemos si se harán este año o en 2021. Sin embargo, el karateca venezolano Antonio Díaz se ha estado preparando por años para ese momento.

Puede que sus hazañas deportivas tuvieran más atención mediática si hubieran ocurrido en deportes más populares como el béisbol, el baloncesto o el fútbol, pero este caraqueño es una referencia obligada del karate en el mundo, especialmente en la disciplina de kata, donde ha sido uno de los atletas dominantes por al menos los últimos quince años. Antonio es bicampeón mundial de Karate (Belgrado 2010 y París 2012), bicampeón de kata en los Juegos Panamericanos (Santo Domingo 2003 y Lima 2019) y ha sido campeón de la Federación Panamericana de Karate en 16 ocasiones. 

De hecho, tiene el Récord Guinness al ser el karateca que más medallas tiene en la historia de los Campeonatos Mundiales de Karate, con ocho preseas (dos de oro, una de plata y cinco de bronce). Con 39 años ya, el venezolano fue uno de los primeros en clasificar a los Juegos Olímpicos Tokio 2020. 

Los inicios del karateca 

Antonio Díaz tenía seis años cuando comenzó a entrenar el arte marcial que, en la actualidad, es practicado por no menos de 50 millones de personas a nivel mundial; solo el taekwondo (que se juega en las olimpiadas desde Seúl 1988) se practica más. “Al principio me sentía muy nervioso. No me iba nada bien y eso me frustraba un poco”, recuerda Antonio Díaz sobre sus inicios. Pero siguió practicando gracias al apoyo de sus padres. Aunque no tenía los resultados que esperaba, disfrutaba tanto de ir al dojo y compartir con sus amigos que se mantenía entrenando constantemente. 

Poco a poco, Antonio se dio cuenta de que la perseverancia lo podía llevar lejos. Comenzó a competir a los ocho años de edad y los resultados llegaron a medida que crecía su compromiso con el deporte: medallas de bronce y una que otra de plata en campeonatos invitacionales, privados y de otros dojos. Entrenaba bajo la tutela del maestro Javier Mantilla, quien a su vez era alumno de Kyoshi Shoko Sato, el primer sensei japonés en enseñar karate en Venezuela. 

A los trece años de edad, la práctica del karate se hizo más seria para Antonio, cuando fue seleccionado para el equipo nacional juvenil que representaría a Venezuela en competiciones internacionales de la categoría. Tanto Mantilla como Shoko Sato veían algo distinto en Antonio Díaz y comenzaron a dedicarle más tiempo a su formación. 

La relación entre el karateca criollo y su entrenador se mantuvo hasta 2004; desde entonces, Antonio entrena con Rolando Valbuena. “Él me ayuda a mantener el centro”, dice el atleta. Pero su inspiración más importante son su mamá, dirigente en la Federación Venezuela de Karate-Do que buscaba mejoras para el deporte en el país, y su papá. “No pasaba un día en el que mi papá no se pusiera su uniforme de karate y lanzara unas patadas, hiciera abdominales o flexiones. Siempre había tiempo para hacer ejercicio y ver eso me marcó bastante, y me motivó a no pasar ni un solo día sin trabajar en mejorar mi karate”. En la actualidad, su inspiración también la encuentra en su esposa, Paula Ortíz, con quien tuvo un bebé que ya cumple siete meses de edad. “Soy muy afortunado de tener esos ejemplos de vida a mi lado. Y más que apoyos, son enseñanzas”. 

El último kata

En el karate olímpico habrá dos tipos de competencias: el kata y el kumite. En este último, dos competidores se miden frente a frente en combate, mientras que en el kata los competidores se enfrentan para demostrar su dominio del arte marcial y de los movimientos que comprenden rituales, bloqueos y golpes al aire. El kata, en principio, es una serie de movimientos que se pueden realizar solos o en pareja. Puede ser practicado con fines artísticos, pero también pertenece a las principales artes marciales niponas como el judo, el aikido, el jiu-jitsu, el kendo y el karate-do. 

El kata es donde Antonio Díaz ha demostrado su dominio. Antes de competir, Antonio se aísla casi por completo. Se pone audífonos y escucha música o discursos motivacionales. 

Judo, taekwondo y karate serán los tres deportes de combate con raíces asiáticas en la próxima edición de los Juegos Olímpicos, justo a tiempo para que Antonio pueda retirarse por la puerta grande, porque ya decidió que después de la cita olímpica pondrá fin a su carrera como karateca activo. Había evaluado retirarse hacía unos años, pero la posibilidad de ir a unas olimpiadas le hizo posponer la medida. Era tal el deseo de Antonio Díaz de ir a unos Juegos Olímpicos, que comenzó a buscar cómo clasificar en otros deportes, aunque esa idea nunca se la tomó tan seriamente. Antonio confiaba que se iba a lograr incluir el karate, y participó en varias campañas para llamar la atención sobre este deporte y hacer presión ante el Comité Olímpico Internacional (COI). 

El karate se disputará en el gimnasio Nippon Budōkan, en Tokio, construido para los Juegos Olímpicos de 1964 y considerado como la casa de las artes marciales en el mundo. “Creo que será una experiencia inolvidable ser partícipe de la historia que se está escribiendo allí, estar entre los 80 karatecas es un logro increíble”, dice Antonio. 

Cuando el Comité Olímpico Internacional anunció que los juegos se posponían a causa de la pandemia de COVID-19, Antonio decidió postergar también su retiro. Esa Olimpiada se seguirá llamando Tokio 2020 aunque se haga en el verano boreal de 2021. Y ahí estará Antonio Díaz con la bandera venezolana. “¿Qué mejor lugar para hacer mi último kata?”.