Si escribimos para procesar la experiencia, entender nuestro pasado e imaginar futuros, lo que nos ha pasado como nación tiene que estar alimentando una frondosa literatura de nostalgia y duelo, de expectativa y de recomposición. Una literatura que se está escribiendo desde adentro y desde afuera, pero que con lo difícil que es publicar y vender adentro, se ramifica afuera, en otras geografías y en otros idiomas.
Así van emergiendo historias que no se habían contado, o que al contarse en otras lenguas adquieren otra luz. Como la mujer que de pronto entiende que su mundo está hecho de capas concéntricas, igual que en una muñeca rusa: la piel a través de cuyos orificios se asoma; la ropa que interpreta su manera de brillar; la casa como coraza hecha de preocupaciones; la ciudad y el país como jaulas compartidas. Es uno de los hallazgos en Marea tardía, de Rowena Hill, traducida al italiano por Silvio Mignano.
O como la del niño trujillano que aprende a bailar en los apartamentos del primer superbloque que se construyó en Caracas, desde cuyo piso cuatro, una terraza abierta a El Valle, se asoma a la urbe en plena transformación de lo militar a lo civil, de lo rural a lo petrolero. Es lo que cuenta Leoncio Barrios en su crónica Cerro Grande.
Algunas décadas más tarde, en las Torres de El Silencio, un poeta da con un truco para soportar las horas interminables de aburrimiento como funcionario de un departamento que no le interesa a nadie: usar su computadora para perderse en las historias, los datos y las imágenes de la sierra del Annapurna, esa diosa del Himalaya que devora escaladores. Es el poemario de Igor Barreto Annapurna, la montaña empírica, en una edición bilingüe con versión al inglés de Rowena Hill.
Estos tres libros juntan tres idiomas y son característicos del catálogo de una editorial de Miami Beach que publica en varios idiomas, pero que por dentro es totalmente venezolana. Se llama Alliteratïon Publishing.
Nada surge de la nada
Alliteratïon Publishing es la encarnación diaspórica de una editorial venezolana preexistente, de algo que era una experiencia y también un sitio: Lugar Común. Eso que fue dos librerías y un sello en Venezuela ahora es una fundación sin fines de lucro en Estados Unidos, que está continuando lo que Lugar Común había empezado: un premio literario y un fondo de publicaciones. “Es una extensión de lo que venía haciendo”, dice desde Miami Beach el editor Garcilaso Pumar. “Al llegar acá como inmigrante y un inglés mediocre siento una inseguridad permanente. Llego con un nivel y unas herramientas que siento que acá no tendrán posibilidad, y me paralizo. Pero cuando me pongo a pensar, veo que hay algo bueno pero que no puedo describir si no lo hago comestible, presentable”.
Pumar se refiere al fondo que Lugar Común ya tenía, todo en español. ¿Cómo vender en EEUU a un poeta como Igor Barreto? Adaptándose a una nueva realidad hecha de otros idiomas. “Miami tiene una condición muy bella: no pertenece a nadie”, declara Pumar. “No hay una lengua oficial. Todo tiene que ser en inglés, español y kriol, las lenguas de las mayores representaciones, pero hay italiano, ruso, dialectos que uno ni conoce. Todo eso debe tener cabida. Mi oficio son los libros, así que los libros deben estar en distintos idiomas. La literatura es el único arte mediado por un lenguaje que solo pertenece a un grupo, cosa que no pasa con la música, la pintura o ni siquiera el cine. Había que transformar lo que venía haciendo”.
Encontró un nombre que le sonaba a puente entre dos cosas que naturalmente están separadas, y a la idea de la insistencia, de continuar. Y comenzó con un libro que se había quedado sin publicar cuando llegó el colapso en 2017 y 2018, el ganador del premio de Lugar Común en 2018, un poemario de Carlos Katán titulado Formas de la aridez. Desde entonces, varios otros títulos han ido sumándose a la aliteración. Justo acaba de publicar, con prólogo de Rafael Castillo Zapata, el nuevo poemario de Gina Saraceni, Adriático, en una edición bilingüe que incluye la versión en inglés de Rowena Hill.
La poesía como base de operaciones
La escritora y académica venezolana Betina Barrios Ayala ya había trabajado con Pumar en las librerías en Caracas cuando, años después y viviendo en Buenos Aires, él la llamó para que se uniera como directora editorial. Una de las primeras cosas que emprendió Barrios Ayala fue equilibrar el catálogo, entonces absolutamente masculino, siempre de acuerdo con Garcilaso en que el énfasis de la editorial debía ser la poesía. “Tengo que ser sincero”, dice Pumar, “el gusto de los editores aquí está muy presente y nosotros somos principalmente lectores de poesía. Eso inevitablemente define el catálogo”.
A Pumar le interesa crear un discurso editorial, curar una determinada poesía, algo que para él hace falta, fuera de escasas editoriales como Pre-Textos, que desde Valencia la de España ha difundido en ese país una buena cantidad de literatura venezolana, y de poesía en particular. Para Barrios Ayala “no hay duda de que la poesía es el fuerte. Pero el segundo libro es Cerro Grande, que además está solo en español, a diferencia de los de poesía que se pueden publicar en espejos lingüísticos. El género no es un debate para la editorial. Yo tengo interés en que el ensayo aparezca, como ensayo sobre la traducción por ejemplo, pero es un género híbrido, otra de las palabras claves del proyecto”.
La ramificación
Además de Garcilaso Pumar y Betina Barrios Ayala, Alliteratïon cuenta con Viana Preti y Amayra Velón, mientras que Juan Ascensio preside la fundación Lugar Común. Desde el principio ha estado claro que Alliteratïon no es precisamente un camino directo a la riqueza. “La gran mayoría de las editoriales, incluyendo la nuestra, necesitan subsidios, y más si publican poesía”, admite Pumar. “Debe ser así, no hay problema con eso. No vamos a hacer comercial lo que no puede ser comercial. Yo tengo la suficiente experiencia como emprendedor para entender que eso sería una fantasía. Hay que conseguir financiamiento para que esto siga existiendo”.
El modelo reduce el riesgo gracias a la tecnología. La impresión es por demanda: cada libro se imprime cuando se ordena en línea. Se venden a través del site y de Amazon, pero también están presentes hasta ahora en algunas librerías en Estados Unidos, España y Colombia, como Books & Books en Miami y Los Pequeños Seres en Madrid.
Pumar espera que, “un poco como lo que hacía Lugar Común en Venezuela”, esto sirva para usar el arte para el cambio social. La idea con Alliteratïon también es conectarse con la comunidad literaria y con la academia. Tener una voz identificable como editorial, difundiendo una cierta poesía y una propuesta visual (a cargo de Andrea Martínez) en torno al Art Déco de la Miami Beach donde nació, también presente, con sus variaciones locales, en ciudades como Caracas.
Pumar agrega que la misma intención de internacionalizar la raíz venezolana del equipo los lleva a valerse de la poesía, “nuestra mayor fortaleza literaria, seguida por el ensayo, al que llegaremos más cuando tengamos más capacidad productiva”. En todo caso, esa raíz venezolana es parte de un bosque más amplio. A Betina le interesa en particular expandir las ramas de lo venezolano hacia otras orillas. “Todos en la editorial somos venezolanos y todos tienen que ver con Venezuela, y todo el andamiaje ha sido venezolano, pero ahora me interesa atraer otros hilos al catálogo, para que sea más interesante, porque quiero pensar en grande con la editorial, pero también porque tiene que ver con lo que le tocó a todo el mundo”.
Esta es la idea detrás de los libros que vienen: Una geometría imperfecta de Elisa Díaz Castello, una joven pero muy celebrada poeta mexicana casada con el poeta y traductor venezolano Adalber Salas Hernández, y un libro de la también destacada escritora cubana Legna Rodríguez Iglesias, que saldrá primero en español e italiano, y luego en inglés. Viene también lo que se espera sea el primer título de una colección infantil, La cabeza de Tomás de Mireya Tabuas, escritora venezolana radicada en Chile, ilustrada por el artista venezolano Yonel Hernández. “Tenemos muchas cosas en el horno”, asegura Garcilaso Pumar.